EL DESPERTAR DEL AGUJERO NEGRO


En el escenario, en la parte central, una mesa de despacho de perfil. Sentada, la censora, con varios papeles, un móvil y un cargador, frente a una puerta lateral. Al fondo, un cartel que dice OEFEC.


LUKAS (entrando, vestido de Papa Noel). —Buenas, ¿se puede?
CENSORA (sin mirar, revisando papeles). —Pase, pase usted. Siéntese.
LUKAS (sentándose). —Perdone que le interrumpa. Solo quería preguntarle si le llegó mi guión.
CENSORA (mirándolo de arriba a abajo). —¿El de «Sobreviviendo a la Navidad»?
LUKAS. — Lo dice por el traje. Es una historia larga que… que no viene a cuento.
CENSORA. —Larga sí será, porque estamos en Agosto.
LUKAS. —¿Es que prefería el de Baltasar? Este es más fresquito. Ho, ho, ho…
CENSORA. —Por mí como si se viste usted de lagarterana.
LUKAS (sin entender). —Vayamos al grano. ¿Se leyó entonces el guión que le envié o no?
CENSORA (impacientándose). —Si me dice usted el título igual acabamos entendiéndonos.
LUKAS. —Se titula «El despertar del agujero negro».
CENSORA (pensando). —Me suena mucho. Recuérdeme la sinopsis.
LUKAS. — Pues iba de una princesa.
CENSORA. —Acabáramos. Una princesa.
LUKAS. —No una princesa cualquiera. Esta era líder de un grupo revolucionario.
CENSORA. —Empezamos mal.
LUKAS. —¿Cómo dice?
CENSORA. —Digo que empezamos mal. ¿No conoce usted las normas de la organización sobre el uso en los guiones del lenguaje inclusivo?
LUKAS (enfadado). —Y tanto que las conozco. He dicho «princesa», «cualquiera» y «esta».
CENSORA. —Lideresa.
LUKAS. —Lideresa.
CENSORA. — La princesa lideresa.
LUKAS. —Está bien. Esta princesa era lideresa de un grupo revolucionario. En la galaxia de Andrómeda.
CENSORA (pensando). —Ah, con que era ese el guión. Sí, ya lo recuerdo. Esa princesa insulsa carente de interés alguno para el espectador.
LUKAS (ofendido). —Pero qué dice.
CENSORA. —Estamos en el siglo XXI.
LUKAS. —Lo sé. Programé la máquina para viajar desde 1977.
CENSORA. — Pues debió documentarse mejor antes del viaje. Aquí el público de las salas de cine espera encontrar una heroína feminista. Tipo wonderwoman, o algo así.
LUKAS. — ¿Wonderwoman?
CENSORA. —Ahora me va a decir que no conoce la película Wonderwoman. ¡Pero si es de hace tres años!
LUKAS. —Ya le digo que procedo de los setenta. Entonces la ciencia ficción estaba en pañales.
CENSORA (resoplando). —Déjelo. ¿Cómo se le ha ocurrido inventar semejante personaje femenino, plano, sumiso y que no hay por donde cogerlo?
LUKAS (perplejo). —Pues en la época de donde yo vengo las mujeres son así.
CENSORA. —¿Así? ¿Con ensaimadas en la cabeza?
LUKAS. —No, claro que no.
CENSORA. —¿Sabe qué le digo? Usted no tiene ni pajolera idea de las mujeres.
LUKAS (levantándose). —¿Que yo… ?
CENSORA (gritando). —Sí, usted no sabe nada de las mujeres. Pero siga, siga con el argumento. (Entre dientes, hacia el público) Penoso, penoso.
LUKAS (confuso). —También sale una fuerza maligna.
CENSORA. —Qué original.
LUKAS. —Sí, porque tiene la cara deformada.
CENSORA. —¿Con la cara deformada?
LUKAS. —Sí. Es porque se cayó por un volcán.
CENSORA (interesada). —Vaya.
LUKAS. —Lo que ocurre es que la película está pensada como una saga de varios episodios y lo del volcán no sale en el primer guión. Si me da la oportunidad, escribiré el resto.
CENSORA. —¡Un malo con la cara deformada! Qué idea más ordinaria. Nada creativo, ya veo. Como siempre, los malos tienen que ser feos. Está muy, pero que muy visto, oiga.
LUKAS. —Veo que tampoco ese personaje le gustó. Y ¿qué le parece el destino de la nave? Hacia la vía láctea.
CENSORA (despectiva). —Sigue usted con su trama previsible.
LUKAS. — ¿Y dónde habría preferido usted que aterrizara la nave?
CENSORA. —Hay tantos sitios…
LUKAS (desafiante). —A ver, diga. Dígame uno.
CENSORA. —Vallecas, Malasaña, Carabanchel. Así introduciríamos la
multiculturalidad, que en este siglo está muy de moda. LUKAS. —Pero si mi guión ya es multirracial. ¿No vió el protagonismo de los dos robots, y del ser extraterrestre lleno de pelo y dientes?
CENSORA. —¿El bicho ese que solo grita?
LUKAS. —No es un bicho.
CENSORA. —Pero ¿Usted dónde ha aprendido a hacer guiones?
LUKAS (aturdido). —Yo…
CENSORA. —¿Conoce usted el Master de Guiones Anormales para públicos con discapacidad intelectual?
LUKAS. —¿El de la universidad Juan Carlos I?
CENSORA. —Esa la cerraron. El de la Reina Doña Leonor. Mire (le enseña el título del Master).
LUKAS. —¿Ese título es suyo?
CENSORA. —Por supuesto. En esta organización todos hemos hecho este Máster. Es obligatorio para ser censora.
LUKAS. —Pero ¿ese Máster es presencial?
CENSORA (disimulando). — Bueno, bueno…
LUKAS. —No importa. Dígame qué he de cambiar y le obedeceré.
CENSORA. —Lo primero el título. Lo de agujero negro suena un poco escatológico.
LUKAS. —Pero es un término astrofísico.
CENSORA (burlándose). —Astrofísico dice. En el siglo XXI no hay astrofísicos. Solo hay financieros, mercachifles, charlatanes y políticos.
LUKAS. —Pero la gente que ve documentales científicos sabe lo que son los agujeros negros, los multiversos, los neutrinos, los agujeros de gusano..
CENSORA. —El espectador de este siglo solo ve Netflix y Gran Hermano.
LUKAS. —Ah, entonces conocen a Orwell.
CENSORA. —Está usted muy verde, Santa Claus. Conocen a Kiko Matamoros, Terelu Campos y la hija de la Pantoja.
LUKAS. —Deben ser científicos importantes. Qué grandes cosas nos depara el futuro.
CENSORA. —Si quiere usted que la Organización de Escritores Fracasados que escriben con el culo registre su guión y produzca su película, tendrá que incorporar algunos cambios.
LUKAS. —Soy todo oídos.
CENSORA. —Lo primero, la princesa debe ser bisexual.
LUKAS.—Bisexual. ¿Eso es lo normal en esta época?
CENSORA. —Todos los milenials lo son. El público no entendería otra cosa.
LUKAS. —Pero es que en mi guión no hay otro personaje femenino.
CENSORA. —Se lo inventa usted. O si no meta a la teniente Ripley. La de Alien.
LUKAS. —Alien. Debe ser algo posterior.
CENSORA. —Además la nave debe tener cobertura.
LUKAS. —Sí, sí. Está cubierta. Toda de techo de titanio, con escotillas corredizas de seguridad.
CENSORA. —Me refiero a datos móviles. Si no no sería creíble. ¿Sabe usted de qué le hablo?
LUKAS. —Si le digo la verdad, seguro que le miento.
CENSORA. —Me lo temía. Teléfonos móviles. Para todos los tripulantes. Los alienígenas también. Los Jedis y el robot.
LUKAS. —Anda ya. ¿Me está usted diciendo que en el siglo XXI los teléfonos no están colgados en la pared?
CENSORA (desenchufando su móvil del cargador). — Véalo usted mismo.
LUKAS (examinando el móvil, asombrado). —Pero esto, esto es una maravilla.
CENSORA. —No crea. Es un antídoto contra la amistad.
LUKAS. —¿No puedes hablar con amigos a través de estos aparatos?
CENSORA. —Como poder, sí que se puede. Pero se originan muchos
malentendidos. Sobre todo con el wasap.
LUKAS. —¿Uaqué?
CENSORA. —Olvídelo.
LUKAS. —La verdad es que tienen ustedes muchos adelantos tecnológicos, pero el tema de la censura… Es un atraso.
CENSORA. —Es su opinión. Pero, hay una cosa que no me queda clara sobre su viaje.
LUKAS. —¿Cuál?
CENSORA. —Si en los setenta en América no había censura, ¿por qué quiere usted registrar su guión en este siglo en Madrid?
LUKAS. —Hemos recibido un aviso.
CENSORA. —Un aviso ¿de quién?
LUKAS. —De un ovni. Lo enviaba un grupo de la resistencia lectora y cinéfila del siglo XXII. Han conseguido retroceder en el tiempo con un acelerador de partículas hasta 1977.
CENSORA. —No entiendo la razón.
LUKAS. —En el siglo XXII las guerras de religión acabaron con la victoria de los esencialistas.
CENSORA. —Y eso qué significa.
LUKAS. —Pues significa que los dioses creen que el arte pervierte al hombre. Así que destruyeron todos los libros, partituras, cuadros, monumentos, películas que pudieron encontrar.
CENSORA. —Pero eso no es posible, basta con censurar lo incorrecto.
LUKAS. —Ese es el problema. Todos creían saber qué era lo incorrecto y tenían criterios contradictorios. Así que cada facción destruyó lo que detestaba. CENSORA. —Pero eso es horrible. ¿Y no se salvó nada?
LUKAS. —Se salvaron algunas copias en la nube. Una especie de almacén de información.
CENSORA. —Sí, sí, ya sé.
LUKAS. — El grupo de resistencia salvó la última entrega de mi obra «La guerra de las galaxias». Pero saben que hubo una primera y quieren conocerla.
CENSORA. —Pero entonces tendría usted que haber viajado al siglo XXII, que es donde se destruirá toda la cultura considerada tendenciosa, ¿no?
LUKAS. — No exactamente.
CENSORA. —Explíquese.
LUKAS. —En el mensaje nos decían que todo había empezado aquí, en Madrid, en agosto de 2020. Cuando la sociedad empezó a cambiar el lenguaje, a permitirlo todo, a respetar a los que no respetaban nuestra cultura por encima de los que querían conservarla.
CENSORA (jugueteando con el cable del cargador del móvil). —No lo creo.
LUKAS. —El aviso lo decía. Eran señales luminosas en morse desde la nave. Se avistó desde el Cabañal, en Valencia.
CENSORA. —Y qué decían esas luces, si se puede saber.
LUKAS.—Decían que la Organización de Escritores Frustrados que escriben con el culo había nombrado una censora que empezó a cargarse todas las películas que consideraba insultantes contra la mujer, luego contra los animales, luego contra las religiones esencialistas, y así hasta que estas organizaciones empezaron a proliferar. Se extendieron a todo el planeta, y estallaron las guerras de religión con el triunfo del esencialismo y el fin de las artes, el teatro, el cine…(saca una pistola).
CENSORA. —Pero, hombre, ¿qué va a hacer usted? Guarde ese arma.
LUKAS. —Mi misión es matarla a usted, para cambiar el curso de la historia. Para que «El despertar del agujero negro» no desaparezca, y las generaciones venideras conozcan a Yoda, a Han Solo, a Leila, a Darth Vader…
CENSORA (mirando hacia la puerta situada tras Lukas). —Vaya, tenemos visita. Obi-wan-kenobi.
LUKAS (girándose).— ¿Quién?
CENSORA (forcejea con Lukas y lo estrangula con un cable de móvil). —Ja, ja, ja. Has vuelto a picar, George Lucas. Te engañamos con el ovni. Ahora no existirás, tu saga tampoco, y nuestra Organización producirá tus películas. ¡Vamos a hacernos de oro!
LUKAS (cayendo al suelo). —Ya dije que no era buena idea venir disfrazado de Papa Noel. Que la gente iba a acabar odiando la Navidad…

Xenia Rambla & Cristina Grande

Octubre MMXVIII

(Ejercicio del taller de dramaturgia de Vicente Marco en San Miguel de los Reyes, ideada ex aequo con la escritora Cristina Grande)

8 opiniones en “EL DESPERTAR DEL AGUJERO NEGRO”

  1. Podría ser un gracioso entremés, pero crece hasta la categoría de breve sátira. Me encanta la viveza del guión y el inteligente intercambio de ideas políticamente incorrectas.

  2. Divertido diálogo entre los personajes que deja al descubierto una atrevida crítica del mundo moderno. Engancha de principio a fin.

  3. Sainete muy divertido en el que se reparten mandobles a diestro y siniestro sobre muchos de los tópicos de nuestra época. Felicidades Xenia y Cristina.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.